Menorca y sus calas en temporada alta

Estas vacaciones necesitaba relajarme, salir de lo cotidiano y contactar de nuevo con el mar. Fui con la firme intención de no planificar más que lo imprescindible, y dejarme llevar. Se puede decir que me dediqué a observar el paisaje, a sentir la sensación de un baño en aguas cristalinas, a ver pasar las pocas nubes del cielo menorquín, a perseguir pececillos para mirarlos de cerca con mis gafas y tubo de Snorkel y a jugar a quitar residuos plásticos de la arena. En esta entrada te cuento las calas que visitado de Menorca y su afluencia en temporada alta.

Cala Roja, en el norte de Menorca


Mi intención era visitar Cala Turqueta el primer día, pero en las rotondas de acceso a las playas hay un cartel que indica si el parking esta lleno o no, pues bien, estuvo completo toda la semana desde las 10 de la mañana. Antes de hacer el viaje, incluso antes de reservar llamé a la oficina de turismo y me aseguraron que había tan poca gente que no estaba restringido el acceso a las playas (por lo visto otros años la mayoría solo son accesibles en bus), este año solo Macarella tenía esta restricción, y también me aseguraron que no habría problema de parking, pero se equivocaron en esto último. Si quieres acceder en coche a las calas y playas, hay que madrugar. 

Cala de Algairens y Playa des Bot

Una cala muy bonita de aguas cristalinas que justo ese día estaba incluso un poquito fresca. Hay bastantes algas en la linea de baño (desconozco si de ahí viene su nombre) pero genial para practicar snorkel pues en estas zonas se concentran más peces, y por desgracia también más plástico. Un buen entretenimiento ir sacándolos del mar. Los plásticos, no los peces. 

Acceso a la playa d´Algaiarens desde el parking, que está muy cerca.

Playa d´Algairens, en el norte de la isla de Menorca

El plan de viaje incluía llevar todos los días una neverita de viaje y comer en la playa, el único error y como apunte para una próxima visita, fue que nos faltó una sombrilla, porque a medio día cuesta encontrar una sombra natural. Aún con todo, lo bueno de las calas de Menorca es que muchas de ellas están salpicadas de pequeñas zonas de árboles, y en concreto en esta playa encontramos un rincón para comer a la sombra y descansar un rato. 


Rincón con árboles entre la playa d´Algaiarens y Es Bot. 

Desde este mismo rincón, atravesando un camino entre árboles, el denominado "camí de cavalls", llegamos a pasar la tarde en la Playa des Bot. Una cala que me gustó mucho, para nadar sobretodo, y con un poco menos de gente que la anterior, supongo que por la pequeña caminata. 

Si nunca has estado en Menorca, te informo que el nudismo es una práctica habitual en todas sus calas naturales, con naturales me refiero a las que no están en zonas urbanas, y no es que haya calas nudistas y no nudistas, sino que la norma general es que cada cuál vaya como quiera. 

Arenal de Son Saura  y Cala des Talaier

Aprovechando la oportunidad de que el segundo día el parking de Son Saura tenía plazas libres, nos fuimos a esta zona siendo nuestro coche el último en pasar, afortunadamente, porque toda la zona desde el arenal de Son Saura hasta el resto de playas es muy bonito y agradable para pasar el día. 

Desde el fondo de la Playa de Bellavista

Atravesamos todo el arenal hasta llegar al fondo de la Playa de Bellavista. Allí la zona de baño no cubre mucho y hay espacio más que suficiente para todos, por tanto una buena opción para poder mantener distancias de seguridad. No así en nuestra siguiente parada, la Cala des Talaier, allí fuimos a comer en en una pequeña zona de picnic, donde aprovechamos para echar una siesta en las horas centrales del día que hace más calor. La cala en sí es muy pequeña y muy masificada, debe ser bonita fuera de temporada. Me sorprendió su suciedad: colillas, plásticos pequeños, plásticos grandes...de verdad que el mundo se va a la mierda. 

Lágrimas de sirena (materia prima del plástico) y otros residuos que recogí sólo alrededor de mi toalla


Cala Galdana

Ya conocía esta playa de mi viaje anterior, y me sorprendió el cambio post-covid. Al tratarse de una playa que tiene enfrente grandes hoteles resort con gran cantidad de habitaciones, esta era la playa más masificada en mi viaje de 2015, sin embargo, esta vez supongo que no estaban los hoteles al completo pese a ser temporada alta y no la encontré especialmente concurrida. 

Cala Galdana, un martes con poca gente y pocos barcos. 


Es una playa muy bonita que me gusta imaginar sin todas las edificaciones que hicieron a su alrededor, debía ser un lugar espectacular antes de los años 70. La ventaja de esta playa es la gran cantidad de servicios que tiene: bares, tiendas, baños públicos etc. que la hacen cómoda para pasar el día. La desventaja, para mí , que el agua que estaba bastante sucia, por los plásticos ya habituales del mar, y sobretodo por la gran cantidad de barcos que formaron un muro en la línea costera que yo creo que no permitía al agua auto-limpiarse, tenía incluso cierto toque aceitoso...el tema barcos, yates, y demás embarcaciones de recreo se va cargar las Islas Baleares, cualquier pequeña cala parece ya un puerto deportivo. 


Cala Blanca

Nuestro cuarto día nos cansamos de coger el coche y le dimos un descanso. Nos quedamos en la calita urbana pegada al nuestro Hotel Spa Sagitario Playa, y esa mañana nos dimos un baño y tomamos un rato el sol, pero sucedió lo inevitable en las calas urbanas: masificación. Por ello enseguida cambiamos y nos fuimos a disfrutar de la piscina de hotel, que estaba genial. 

Esa noche volvimos a pasear por Cala Blanca, una zona animada por los restaurantes que la rodean, y que resulta muy agradable para estar un rato al aire libre y a la luz de la luna. 

Cala Blanca de noche 


Playa de Cavallería y Cala Roja

Playa de Cavallería: las aguas más limpias de Menorca. (Norte)


Impresionante playa por su paisaje y su característico color rojizo. Fue todo un acierto visitar este lugar de aguas limpias y cristalinas (no así la arena llena de plásticos, pero en fin batalla perdida ya, que os voy a contar...bueno os recomiendo este documental que esta en Netflix, por si queréis saber más: Océanos de plástico)

Pasamos la mañana muy agradable, amenizada por un vendedor de frutas muy simpático, que contaba chistes y hacía sorteos (ese día fuí yo la agraciada ganadora por acertar la adivinanza, me encantan los cocos, menudo premio rico y fresquito 😃). 


Disfrutando de mi coco en la Playa de Cavallería


El inconveniente de esta playa es que aquí no hay pinares, ni una pequeña sombra, pues está en zona de dunas. Por ello a medio día abandonamos la playa con la intención de ir a comer en el hotel, con la sorpresa de encontrarnos en la rotonda informativa que Cala en Turqueta estaba libre, así que ese día conseguimos llegar. Allí comimos finalmente en el área recreativa a la sombra de los árboles, y cuando no disponíamos a pasar una maravillosa tarde de playa: decepción, la cala muy masificada, la distancia de seguridad de un metro y medio con las otras personas era imposible, la cantidad de personas concentradas allí resultaba incluso agobiante. Yo había estado en esta cala en temporada baja un día por la tarde, y es una maravilla de la naturaleza. Bastante frustrados nos fuimos, suerte que nos encantaba la piscina de nuestro hotel, así que otra tarde de piscina y cervecita en la hamaca. Maravilloso.


Como despedida el último día repetimos Cala Galdana, no tanto por la calidad de sus aguas como porque no teníamos comida y allí tuvimos la opción de comer en el chiringuito. Así y todo, como llegamos temprano, también tuvimos un sitio a la sombra de los árboles que hay en la línea de playa, y pasamos un último día muy apacible. Aprovechando a tope cada último vistazo al azul del cielo y del mar. 

En definitiva, encontré lo que buscaba: relajación, descanso, mar, sol y playa. Eso sí, si hay una próxima vez será fuera de temporada. 





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